Toteta Pinnta

Dibujos de mi hija Violeta desde los 15 meses... hasta que me pida que lo deje.

lunes, 31 de agosto de 2015

Agosto de 2015

En agosto nos salimos. Violeta hace círculos (ticos, los llama ella), los rellena con cosas, empieza a colorear. Esto que hizo, incluyendo el manchurrin azul que había calado de la página de atrás, (mía, mamá, aquí hay atul) me dejó estupidofacta. Sobre todo que , como le había quedado abierto, le cerró el extremo de abajo a la derecha con ese borrón verde, que le gustó tanto que le hizo dos compañeros, rosa y amarillo, y ¡oto papel!


Este ojo rojo también le quedó abierto por debajo, así que lo cerró con el azul celeste, y ya que estaba, lo repasó con él. Los garabatos azul oscuros los hizo tan segura y tan fluida que su padre me preguntó si los había hecho yo... Nooooo, papáaaa, yo tolitaaaaaaaa.

Este lo decoró con pegatinas, y con esta publicidad improvisada de cierta publicación que no nos desagrada por aquí.

Aquí, directamente, muero. La combinación de colores más audaz que pudiera imaginar...

Nos vamos estilizando..

Nos volvemos a abigarrar un poco (los de arriba los hice para ver si se lanzaba ella, que se me estaba derivando hacia los nenes.

Este le salió en el ratito de antes de comer. Aoda voy, mamá. Y vengo a buscarla y la encuentro enfrascada con las manchas de leopardo rosas.

Una sencilla y elegantísima patata. Tuve que ponerle ojos, porque me inquietaba su patatismo despersonalizado... Lo siento, soy así de humanizante.

La evolución de los garabatos.

La cosa lineal...

Las medusas.

Y a colorear mariposas con papá. Y dos de las caras del mes pasado

Un pobre cuadrado con la boca muy tachada y unos fantasmillas muy majetes, llenos de coratones chiquithithosss.

Aquí empezó la fiebre de los lobitos. Me pidió Violeta una cara, y en lugar de un círculo le hice un triángulo. No le gustó nada nada nada, menudo cabreo se cogió, madre mía. Intenté salvarlo mientras lloraba a gritos (¡no, mamá, no! como si estuviese desplumando pollitos vivos)  convirtiéndolo en un círculo, y por el camino le puse el cuerpecillo. Y hete aquí que alucinó en colores. ¡¡Un lobo, un lobo!! Inmediatamente le coloreó de rosa la cara y la tripita (la tipita, dice, qué linda es), dejándome de nuevo loca (y desconcertada, por qué no decirlo..).

Así que venga lobos. Les pinta las orejas, las colas, los ojos. Le encanta colorear, qué tía. Dice, "epea, mamá, eshhque quieo cololelale eshte pé de aquí, y la patita de atá, la camaraaaya, la camaraaaya, ya no pee caminá". No se lo pierdan, que los garabatos a lápiz son palabras: en el grande de la izquierda pone "Marancayú", y en el de la izquierda, "Marayayú"

¡Otro lobo! A este le hizo ella el cuerpo y las patas, además de maquillarle el bigote. Y me pidió que le hiciera manos. También coloreó otra de las caras del mes pasado, que pasaba por allí. A la derecha, un sol que ella decoró a su gusto, y una luna con punntoshh. Mientras ella se afanaba y iba apuntando lo que me decía: Voy a pintá aquí con eshhte. ¿Te ayubo? ¿Te bushhta cómo lo cololeo? ¿Eta pate? ¿Etá etibieno ahí abía? ¿Y tú qué hate?

Más lobos, este con su padre. Y el cielo alrededor.

Aquí una inquietante cara con los rasgos tachados. Un poco de miedito, no?


Gestos y más gestos. El de la izquierda lo empezó con una espiral increíble (Caaratol, tol, tol) que fue creciendo y creciendo.

Y aquí ya me rendí. Ella hizo el tico que contiene al pez, y yo, el pez, je. Y mutos coratones chiquithithosshh. Oto coratón, mamá, y oto coratón... Y luego le pintó unos cocos amarillos a la palmera.

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